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napoleon ilustracionNAPOLEÓN DE STENDHALnapoleon papel algodon

Implicaciones fuera de Francia

La Europa napoleónica

El Código Napoleónico fue introducido en todos los nuevos Estados creados bajo el Imperio Francés. Se abolieron el feudalismo y la servidumbre y se estableció la libertad de culto (salvo en España). Le fue otorgada a cada Estado una constitución en la que se concedía el sufragio universal masculino, una declaración de derechos y la creación de un parlamento. Fue instaurado el sistema administrativo y judicial francés; las escuelas quedaron supeditadas a una administración centralizada y se amplió el sistema educativo libre de manera que cualquier ciudadano pudiera acceder a la enseñanza secundaria sin que se tuviera en cuenta su clase social o religión. Cada Estado disponía de una academia o instituto destinado a la promoción de las artes y las ciencias, al tiempo que se financiaba el trabajo de los investigadores, principalmente el de los científicos. La creación de gobiernos constitucionales siguió siendo sólo una promesa, pero el progreso y eficacia de la gestión fueron un logro real.

Intervención en América

En 1796 Napoleón restaura nuevamente la esclavitud en las colonias francesas, abolida ésta desde 1794.

Para América Latina, la figura de Napoleón es fundamental. Su intervención en España, las forzadas abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, la entrega del trono español a su hermano José, la promulgación de la Constitución de Bayona en 1808 que reconocía la autonomía de las provincias americanas del dominio español y sus pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios cuyos habitantes nunca quisieron aceptar los planes y designios del emperador, son elementos básicos para entender los movimientos de emancipación.

En el resto del continente, la negociación de Luisiana y el manejo que dio Francia al proceso de independencia de Haití tuvieron una enorme influencia en el desarrollo del continente.

Ocaso y caída de Napoleón

Si bien el Congreso de Erfurt había preservado la alianza entre Napoleón y el zar Alejandro I, en 1811 las tensiones comenzaron nuevamente a crecer entre ambas naciones. A pesar de ser un gran admirador de Napoleón desde su encuentro en 1807, Alejandro I estaba siendo presionado por la aristocracia rusa para romper dicha alianza, dado que ésta consideraba insultado el honor ruso.

La primera señal de que la alianza se estaba deteriorando fue la forma no muy entusiasta y débil con que Rusia aplicó el Bloqueo Continental. Esto enfureció a Napoleón quien también tenía simpatía hacia el Zar, lo que le hizo sentirse defraudado y traicionado. En 1812 los consejeros del Zar le indicaron que una vasta revolución estaba fermentando por toda Prusia y que ése era el momento propicio para atacar al imperio francés y recuperar Polonia. Gran número de tropas se desplazaron a la frontera con Polonia (más de 300.000 soldados de un ejército total de 410.000).

Napoleón, sin embargo, se anticipó a esta maniobra y comenzó a expandir su ejército hasta lograr un contingente de 600.000 hombres (adicionalmente a los 300.000 que se encontraban en la península Ibérica). Napoleón ignoró los consejos de no invadir suelo ruso y el 23 de junio de 1812 procedió a la invasión.

En un esfuerzo por ganar apoyo de los nacionalistas y patriotas polacos, denominó la guerra como «Segunda guerra polaca» (la «Primera guerra polaca» era la liberación de Polonia de Rusia, Prusia y Austria). Los patriotas polacos deseaban incorporar la parte rusa de Polonia al Gran Ducado de Varsovia y crear un nuevo Reino de Polonia, aunque esta idea fue rechazada por Napoleón, que temió que podía motivar a Prusia y Austria a declarar la guerra a Francia. Napoleón también rechazó liberar a los siervos rusos, pues temía que esto podría provocar una reacción conservadora a sus espaldas.

Tierra arrasada

La tierra arrasada fue la técnica militar que usaron los rusos contra los franceses, la cual consistía en retroceder y no pelear de frente con los soldados de la Grande Armèe y arrasar paulatinamente las tierras abandonadas a los franceses para que éstos no pudieran abastecerse del terreno invadido. El zar no contento de que los franceses estuvieran en tierra rusa destituyo a Mihail Barclay de Tolly, y puso en su remplazo al general Smoronski así al enfrentarse a los franceses el 16 de agosto cayó Smolensk y, tras otras victorias, los franceses siguieron su avance. Los rusos evitaron batallar en repetidas ocasiones contra la Grande Armée, aunque en algunos casos sólo porque Napoleón dudó en atacar cuando la oportunidad se le presentó. Otra batalla de la campaña a Rusia fue la Batalla de Borodino. Ésta significó un gran triunfo para los franceses en lo que bien podría ser el día más sangriento de la historia humana, fue llamada la Guerra de los Tres Reyes.

Los rusos se replegaron nuevamente y Napoleón entró a Moscú asumiendo que Alejandro I negociaría una paz. Sin embargo, las órdenes del gobernador del ejército de la ciudad y comandante en jefe, Fyodor Rostopchin, era la de incendiar la ciudad. Tras un mes, temeroso de perder el control en Francia, Napoleón decidió salir de Moscú.

Los franceses sufrieron enormemente en su retirada de Rusia, al punto que de los 650.000 hombres que la invadieron, sólo 40.000 cruzaron el río Berezina en noviembre de 1812. En total se estima que en esta campaña, 570.000 hombres del ejército francés murieron y 400.000 del ejército ruso, a lo cual hay que sumar cientos de miles de bajas en la población civil.

Existió calma en el invierno de 1812–1813, mientras rusos y franceses intentaban recuperarse de sus masivas pérdidas. Un pequeño ejército ruso atormentó a los franceses en Polonia, y eventualmente 30.000 tropas francesas debieron retirarse hacia los estados alemanes para reunirse con las fuerzas estacionadas allí, llegando a los 130.000 hombres, con los refuerzos de Polonia, cifra que crecería cuando Napoleón se presentase.

Tras este fracaso, Prusia se unió a la coalición, la cual ahora incluía Rusia, el Reino Unido, España y Portugal. No obstante, Napoleón asumió nuevamente el orden en Alemania, e infligió una serie de derrotas a los Aliados, que culminan en la Batalla de Dresde el 26 de agosto de 1813, donde la tropas aliadas sufrieron bajas de más de cien mil soldados.

Si bien parecía que Napoleón iba a resurgir, se unieron a la Coalición Austria y Suecia, y finalmente en la Batalla de las Naciones en Leipzig, el 16 de octubre los franceses fueron derrotados en un enfrentamiento en que los aliados contaban con el doble de las tropas de Napoleón. Después de esta batalla donde murieron más de 120.000 soldados de ambos lados, Napoleón se replegó a Francia, pero su ejército, de apenas 100.000 hombres, ya no era capaz de resistir la embestida de la Coalición, que contaba con más de medio millón de soldados.

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